Deslizar, sentir… son palabras que se repiten cuando hablamos del esquí de fondo porque en esquí de fondo no se camina, se desliza y, cuando lo consigues, las sensaciones son indescriptibles.
Pero… ¿cuál es el origen del esquí de fondo? y ¿en qué consiste?
Para conocer la historia del esquí nórdico tenemos que retroceder casi 6.000 años. Esta modalidad surgió en Noruega y Rusia. Se cuenta que ya en el siglo X los vikingos usaban unos esquís elaborados con troncos de madera para desplazarse sobre la nieve durante los fríos inviernos y también para salir a cazar y, de esta manera, asegurarse su supervivencia.
Por lo tanto, el esquí nórdico fue el primero en surgir. Con el paso del tiempo pasó de ser un medio de transporte a convertirse en un deporte muy popular y una disciplina deportiva. De hecho, las Olimpiadas de 1924, celebradas en Chamonix, fueron las primeras en contemplar pruebas de esquí de fondo.
El esquí de fondo es un deporte aeróbico para el que se necesitan un par de esquís y un par de bastones con objeto de poder deslizar sobre la nieve. Se puede practicar pistas ‘pisadas’ que discurren por bosques, caminos, explanadas o espacios naturales poco transitados.
Existen dos técnicas, estilo clásico y estilo patinador también llamado skating o libre.